Se supone que si coges a un avión para ir de un punto a otro y de pronto, nada más embarcar, te informan de que harás escala en un aeropuerto no necesariamente intermedio, la cosa pinta bastante fea, porque el retraso está garantizado, más aún cuando el avión se desvía de su ruta o vuela en dirección contraria. Si encima la modificación de recorrido se debe a que la aerolínea utiliza el avión para trasladar a un mecánico, nos mosqueamos.
Pues bien, en dos casos que vamos a comentar las cosas acabaron fatal. Easyjet desvió un vuelo Madrid-Asturias hacia Galicia sólo para dejar a un miembro de la empresa allí. Lo malo es que el avión ya no pudo llegar a Asturias y los viajeros tuvieron que ser trasladados en autobús, no sin un considerable jaleo. Lo lógico es que el mecánico hubiera viajado en un vuelo de otra compañía, sin comprometer al resto de pasajeros. Ocho horas de retraso, nada menos. La mayor parte del pasaje hubiera preferido coger el bus ya desde Madrid.
Ryanair la armó gordísima del todo. Un vuelo de Santander a Londres fue desviado a Valladolid por el mismo motivo, desplazar a personal de la compañía para reparar un avión. Lo peor es que el avión tampoco pudo salir de Valladolid y los pasajeros sufrieron un retraso de 24 horas; muchos de ellos llegaron a desplazarse en coches de alquiler hacia Santander, tras pasar la noche en un hotel Formula 1, cuyas habitaciones no tienen baño.
Todo esto es cutre a más no poder y un auténtico abuso sobre el consumidor. Las consecuencias son desastrosas. No es que fallen sólamente las compañías de bajo coste, pero es que cuando hay problemas se escaquean indecentemente.
Más información en estos enlaces:
Caso Ryanair / Caso Easyjet
Por cierto que desde Santander a Valladolid ya es retorcido fletar un avión cuando la distancia por carretera resulta bastante corta.
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