EL TREN QUE VOLVIÓ A CIRCULAR DESPUÉS DE MUERTO

Muy pocas semanas después de que los ferrocarriles portugueses prescindieran de los trenes convencionales con máquina y coches en favor de las composiciones de Talgo Camas, el tradicional Sud Express volvió a circular con su inconfundible estilo americano. Una composición de coches de acero inoxidable acompañada de un coche cama circuló entre Irún y Lisboa reforzando al Talgo. Las circunstancias mandaban. Se trataba de hacer frente a los problemas generados por la suspensión de vuelos en casi todo el continente. Se observa que el material usado no es precisamente de lo mejorcito pero seguro que ofreció un buen servicio.

El video es un homenaje a un tren que nunca debió desaparecer y que se ha permitido el lujo de volver a las vías incluso después de suprimido.

QUÉ HACER CUANDO LOS AVIONES NO VUELAN


La erupción de un volcán en Islandia ha puesto en jaque a la aviación europea y no sólo en cuanto a destinos dentro del continente sino también a vuelos intercontinentales. Unos cuantos días sin vuelos en un montón de aeropuertos van a trastocar muchos planes personales.

No obstante hay soluciones intermedias. Ir en autobús desde Oviedo a París en 16 horas puede no ser muy atractivo pero por lo menos se llega uno o varios días antes que si vamos en avión. Viajar desde Santander o Bilbao a Plymouth o Portsmouth en barco lleva desde 18 a 26 horas pero aún así tenemos la garantía de que llegaremos a destino mucho antes de que los aviones vuelvan a tener los cielos limpios.

En varios paises tienen el problema muy mitigado. Los servicios de tren Eurostar que unen París, Londres y Bruselas funcionan a tope y es una pena que no dispongan de más material para reforzar las conexiones. Los trenes Thalys desde París a Bruselas y Colonia van a tope.

Si no se puede volar desde Madrid a París, el tren sería una muy buena solución, pero lamentablemente Renfe ofrece un único tren diario, el Talgo Trenhotel, que no se puede duplicar así como así. La solución es viajar hasta Irún en tren convencional y allí transbordar al TGV francés. El viaje se hace en menos de 12 horas. La conexión desde Barcelona es algo mejor pero no mucho. Seguro que estos días los viajeros vuelven a invadir las estaciones fronterizas de Port Bou y Cerbére para cambiar de trenes, como ocurría hace años.

El autobús sigue siendo lento pero muy flexible y capaz de sacar del atolladero a más de uno. Las líneas internacionales de Eurolines cruzan toda Europa y son una opción barata para llegar incluso desde Oporto a Lyon o Ginebra. Hasta las líneas de transporte fluvial pueden ayudar a salir del apuro, con conexiones como las de Budapest a Viena pasando por Bratislava.

Por lo visto los medios de transporte alternativos al avión están colapsados y encontrar coches de alquiler no es nada sencillo. En estos casos se echa de menos el tren convencional de toda la vida, que con trenes como el desaparecido Puerta del Sol unían diariamente París y Madrid gracias al cambio de ejes en la frontera. En un tren como esos cabían los viajeros de tres o cuatro aviones y se viajaba de noche para llegar de mañana. Ahora todo es alta velocidad y trenes tipo hotel pero eso no resuelve problemas tan graves como el planteado.

Francia se puede apañar muy bien con su red TGV y su amplísima oferta de trenes con máquina y coches Corail, de día y de noche, de norte a sur del país. Lo mismo sucede en Alemania e Italia. Ya no hay una red Trans Europe Express pero abundan los servicios ferroviarios Intercity entre capitales europeas.

Salir desde el Reino Unido al continente no es sólo patrimonio de los trenes bajo el Canal de la Mancha. Lo que sobran son conexiones marítimas que permiten llegar a Francia, Bélgica y Holanda para desde allí seguir en tren.

Mientras el norte de Europa siga con problemas, los vuelos hacia América pueden salir desde Madrid o Barcelona. Lo malo es si el avión se halla en París, Londres o Estocolmo y no puede moverse, pero en el caso de que el avión deba salir hacia Europa, los aeropuertos del sur del continente pueden aliviar el problema.

Sería ideal que Renfe de pronto se pusiera las pilas y ofreciera un servicio extraordinario Madrid-Hendaya y Madrid-Barcelona-Cerbére para facilitar el acercamiento de los viajeros a la red ferroviaria francesa. No estaría mal enviar varios Talgos Tren Hotel hacia París si ello fuera posible. Ahora mismo no debe haber muchos billetes disponibles para los trenes que unen Barcelona con Milán y Zurich.

Una solución intermedia para las aerolíneas sería el flete de autobuses para trayectos de no más de diez horas. Siempre es mejor llegar algo cansado que no perder tres o más días en un aeropuerto.

Agradeceré las opiniones de los lectores al respecto.