EL ABSURDO SINSENTIDO DEL METRONORTE DE MADRID O CÓMO DISUADIR DEL USO DEL METRO.

Hace muy pocos años que el Metro de Madrid llega a los municipios de Alcobendas y San Sebastián de los Reyes. Casi no lo parece porque los nombres de las estaciones no hacen ninguna referencia a los municipios del extremo norte del recorrido. En esta obra se ha invertido mucho dinero y me temo que no se está obteniendo ni mucho menos la rentabilidad social que se pretendía.

Mientras que los usuarios de la zona A del metro, es decir, los que viven en el cogollo de la capital, pueden recorrer 5 estaciones por un euro y medio o las que quieran por dos euros, los que viven más al norte de la Ronda de la comunicación únicamente tienen acceso a la tarifa de 1.50 euros dentro de su zona, ya que los desplazamientos hacia el sur les cuestan la friolera de tres eurazos, es decir, el doble, tanto si recorren una ruta con dos, cinco o quince estaciones. Lo malo no acaba ahí, sino que encima joroba bastante hacer transbordo obligatorio en la estación de Tres Olivos para recorrer toda la línea; al parecer el cambio de tren  no solo no es inmediato sino que en ocasiones se demora bastante.

Todo esto lo comento porque me alojé un par de noches en San Sebastián de los Reyes y preferí desplazarme a Madrid en transporte público antes que conducir, contaminar, pagar aparcamientos y correr algún riesgo. Una vez comprobado que el viaje hasta el centro de la gran urbe para dos personas se ponía en 12 euros ida y vuelta para dos personas usando el metro, se imponía una mejor solución, que obviamente fue el uso de Cercanías Renfe. La estación de Valdelasfuentes (con gasolinera y McDonalds al lado) ofrece un amplio aparcamiento público gratuito que funciona en plan Park&Ride. Desde ahí al centro de Madrid (Sol) hay 26 minutos y frecuencias de tres trenes por hora, que parecen suficientes incluso para los que estamos acostumbrados a un servicio similar entre Santander y Astillero, que entre los dos tienen menos población que Alcobendas y San Sebastián de los Reyes juntos. Por si fuera poco el precio por viaje baja escandalosamente en Renfe, quedando en 1.75 euros por persona y trayecto.Una pareja va y vuelve desde Alcobendas a Madrid por 7 euros, contra los 12 del metro. Incluso llegar a Getafe, Leganés o Alcorcón es posible con la misma tarifa de la zona B1, que ya son muchos kilómetros.

Los comentarios de los residentes en la zona de influencia de esta línea de metro no pueden ser más desoladores. La gente lo usa muy poco por el precio inadecuado y desproporcionado, además de por la lentitud del viaje, que duplica el del tren. Los billetes de diez viajes tampoco son la panacea, puesto que para moverse por la zona central se pagan 12 euros y si vivimos en estas ciudades del norte de Madrid hay que pagar un 50% más. Se mejora respecto del billete ordinario, pero no tanto.

Señores del Metro de Madrid, se están pasando ustedes tres pueblos con las puñeteras zonas de las narices y también con su brillante idea de cobrar un euro y medio por cinco estaciones y 10 céntimos más por cada estación extra, con un máximo de dos euros. Un metro es un servicio con vocación metropolitana y su Metronorte no cumple los estándares mínimos de calidad para cobrar lo que piden por el viaje. Una cosa es el servicio a Arganda, que resulta casi un cercanía y otra esta chapucilla mal planificada. Lo ideal sería que las estaciones de esta línea contaran con parkings y por lo menos se identificaran desde lejos.

El divorcio entre Renfe y Metro es penoso porque en una ciudad como Madrid deberían funcionar de forma absolutamente integrada y debería ser la comunidad autónoma la que gestionara las cercanías. El curioso comprobar que la estación de Metronorte denominada como Manuel de Falla está casi al lado de la de Renfe Valdelasfuentes sin que haya ninguna mención al respecto de cara a posibles transbordos. De esa extraña situación hablaré en otro post, ya que es vergonzoso que los visitantes de Madrid no dispongan de planos de transporte que incluyan las dos redes de transporte ferroviario, como ocurre en Barcelona con FGC y Renfe.


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